Este espacio pretende reunir las emociones de aquellos amigos con los que hemos compartido diversos viajes a la montaña, como así también de aquellos que se seguirán sumando. Si bien es cierto que las cosas más importantes quedan siempre grabadas en el corazón y en la mente, queremos que este ámbito sirva para poder compartir los sentimientos más nobles y mantener vivo el regalo tan grande que deja siempre la montaña,el de la amistad.
Cada expedición tiene sus propias particularidades. La experiencia compartida de cada grupo de personas es realmente única, y difícilmente pueda repetirse.
Pero lo más importante es todo lo que implica el hecho de organizar un viaje: encontrarnos, conocernos, ponernos de acuerdo y construir juntos, primero un sueño, y luego una realidad.
Partiendo entonces de los valores más elementales del ser humano como la cooperación, la buena predisposición, y el amor mutuo, vemos que el éxito de una excursión no se identifica estrictamente con alcanzar o haber alcanzado una cumbre en particular, sino que pasa más bien por el proceso mismo que se vive antes, durante y después de la experiencia. Las características propias de cada integrante, los rasgos de su personalidad, como así también los desafíos que tienen que ver con el viaje en sí, en todos sus aspectos y detalles, ya sean estos planificados o inesperados, sirven como sana excusa para mantener el nivel del entusiasmo en alto y sentar las bases de la experiencia comunitaria, la verdadera cumbre.
En lo personal, puedo decir que hace años que disfruto de este tipo de diálogo con la montaña: contemplar y ayudarles a otros a que puedan hacer lo mismo, interpretar los signos y las caras que presenta la montaña misma, reconocer y disfrutar el ascenso que hace cada uno en su interior teniendo presente lo que Dios nos va diciendo en todo momento.
Esta escuela de vida que es la montaña, es espacio propicio para que nuestros pasos estén siempre orientados a hacerle al otro lo que nos gustaría que nos hagan a nosotros. Al llevar esto a la vida cotidiana, al lugar donde se nos muestra la “verdadera montaña”, aquella que es la de todos los días, se construye la historia personal y social. Sólo basta tener la mirada puesta en lo Alto, siempre hacia arriba.